El cura relacionó el escándalo del 0800 con las denuncias por abuso sexual
Para Grassi todo tiene que ver con todo
En su primer día de declaraciones, el religioso dijo que lo que le pasa hoy es obra de un complot encabezado por Susana Giménez, Corcho Rodríguez y Rodolfo Galimberti. En exclusiva, los puntos fuertes de su t
¿Desesperado?. El cura cargó contra Rodríguez y Galimberti y mezcló todo.
Julio César Grassi salió ayer a la puerta de los Tribunales de Morón y negó enfáticamente haber mencionado a Susana Giménez como cabeza de un complot que derivó en las denuncias por abuso sexual que hizo Telenoche Investiga. Pero fuentes judiciales presentes en la sala confirmaron a Crítica de la Argentina que la nombró por lo menos diez veces, que repasó el escándalo del 0800 que tuvo en 1998 con la diva de los teléfonos y con la empresa Hard Comunication –propiedad de Jorge Rodríguez, Rodolfo Galimberti y Jorge Born– y que concluyó su extenso monólogo con esta frase: “Éste es el origen de todo lo que me pasó a mí”.
Llevaba consigo el libro Galimberti, de Perón a Susana, de Montoneros a la CIA, biografía del ex jefe guerrillero escrita por los periodistas Roberto Caballero y Marcelo Larraquy, y dijo mucho más, pero conviene repasar la historia para desmenuzar la ensalada que hizo el cura en su primer día de testimonio.
En 1998, una abogada llamada Raquel Jaskelson descubrió que en su factura telefónica aparecían llamadas al número 0800 sin que ella las hubiera efectuado. Hizo la denuncia penal y a los pocos días se supo que el número correspondía a una línea abierta para un concurso en el programa de Susana y que los fondos recaudados por cada llamada, en gran porcentaje, debían ser destinados a la fundación Felices los Niños.
La investigación judicial determinó que existía un convenio entre Hard Comunication –que había ideado el concurso–, Telefe y Grassi. El contrato establecía que Felices los Niños recibiría, durante ocho meses, un mínimo de 20 mil pesos y, como saldo final, alrededor del 20 por ciento de lo recaudado por ese juego. Pero como llegó mucha menos plata de la que el cura había calculado, el religioso se quejó (durante un programa emitido el 18 de agosto de 1998, en el que Susana se despachó con la pregunta: “Pero, padre, ¿usted quiere construirse un Sheraton?”.) y el escándalo saltó primero a los medios y luego a la Justicia.
Ayer, durante su testimonial, el cura lo repasó en detalle y dijo que la denuncias por corrupción de menores que lo llevaron al banquillo guardan relación con este conflicto. Tras un extenso preámbulo sobre su vocación sacerdotal, contó que en 1997 le ofrecieron hacer un concurso en el programa de Susana. “Yo no estaba muy de acuerdo –expresó– pero quería ver cuánto quedaba para la fundación”. Agregó que entonces apareció con la propuesta concreta Jorge Rodríguez, pareja de la diva en ese momento, y que no firmó el contrato porque ellos querían darle un monto fijo que para él resultaba poco. Pero que finalmente llegaron a un acuerdo con Hard Comunication y que ese acuerdo no se respetó. Entonces, explicó, todo se puso denso: “Hubo una reunión muy caldeada con Rodríguez, a mí me quedó en la cabeza que tendrían que ser como 500 mil pesos para la fundación y comencé a reclamar”.
Que después supo que estaba Galimberti metido en el negocio, reveló, y que cuando conoció al ex montonero estaba también Jorge Born. “Era raro verlos asociados”, contó.
Grassi recordó el episodio del Sheraton y dijo que ese día, después del programa, Born lo increpó. "Me gritó como si fuera su hijo. Fue un momento muy duro. Y después todo pasó a la Justicia. Le digo al juez que me debían plata y entonces se abrió la investigación como estafa a la fundación. Eso enardeció a Galimberti y a Rodríguez", declaró el cura y narró que, a fines de 1998, Galimberti fue a verlo tres veces: “Me pidió llorando que no los meta presos, que lleguemos a un acuerdo”, dijo y confesó que tuvo miedo porque el ex guerrillero volvió a visitarlo pero con tono más firme.
“En el medio de todas estas cuestiones, surgieron los primeros anónimos contra mí y la fundación. Al principio fueron desestimados por todo el mundo, hasta que aparecieron personas con unas inclinaciones más negativas”, dijo el imputado. “Después, en 1999, sobreseen a Susana y procesan a los demás. Rodríguez me pidió que salga a decir que era una injusticia, pero yo no lo hice”. El cura siguió: “A fines del año 2000, me mandan a decir que salió un libro sobre Galimberti en el que me nombran. Yo no le di importancia, lo llamé a Raúl Portal y él compró el libro y marcó una parte que podría tener que ver con todo esto. A mí esta situación me desbordó. Y por otro lado, Farinello me había advertido que Galimberti se iba a vengar porque le dolía haber perdido el negocio del 0800”.
El acusado se tomó su tiempo para llegar al punto. “El primero de diciembre de 2000 me llama la recepcionista de la fundación refiriendo un llamado de la agencia de noticias DyN que me dice que hay unas denuncias muy graves contra mí en una fiscalía. Los anónimos dicen que maltrataban a los niños en la fundación (...). Al principio nadie las levantó, pero después pasó el resto”.
Grassi usó toda la tarde para contar esta historia. Aunque luego manifestó que la audiencia se demoró por culpa del tribunal, lo concreto es que todo se dilató debido a que los abogados del religioso pidieron que se retiren de la sala dos de los chicos que denunciaron haber sido abusados. Al final de la jornada, se confirmó que habrá veedores en el juicio. Y Grassi dijo: “Si vienen, que lo hagan como público, pero no para presionar”.
“Susana le pagó 700 mil dólares”
Consultado sobre los dichos de Grassi, Gustavo Yankelevich, en nombre de Susana Giménez, dijo a este diario: “El conflicto entre Susana Giménez y el cura se resolvió así: Susana, para terminar en paz, y aun sin estar obligada, puso de su bolsillo un cheque para la Fundación Felices los Niños de 700 mil dólares. Entonces, no se sostiene la idea de que ella pueda estar a la cabeza de un complot para perjudicar al sacerdote. Ese cheque debería figurar en algún registro contable y quiero que quede claro que no fue ni Hard Comunication, ni Jorge Rodríguez, ni Rodolfo Galimberti, ni nadie los que pusieron ese dinero. Esto Susana no lo dijo jamás porque nunca fue su intención publicitarlo, pero queremos decirlo ahora por primera vez para que quede claro cómo fueron las cosas”.
Galimberti y su idea del sacerdote
–¿Ustedes creen que yo, que luché armas en mano contra la pobreza, con la historia que tengo detrás, puedo dedicarme a estafar a los mocosos del padre Grassi? Ésta es una infamia que inventó Clarín. Es parte de la guerra electrónica, señores.
Luego, le dijo a (Jorge) Born: "Ésta va a ser una guerra larga, Jorge".
Y Born respondió: "Ya lo creo, Rodolfo, ya lo creo".
Llevaba consigo el libro Galimberti, de Perón a Susana, de Montoneros a la CIA, biografía del ex jefe guerrillero escrita por los periodistas Roberto Caballero y Marcelo Larraquy, y dijo mucho más, pero conviene repasar la historia para desmenuzar la ensalada que hizo el cura en su primer día de testimonio.
En 1998, una abogada llamada Raquel Jaskelson descubrió que en su factura telefónica aparecían llamadas al número 0800 sin que ella las hubiera efectuado. Hizo la denuncia penal y a los pocos días se supo que el número correspondía a una línea abierta para un concurso en el programa de Susana y que los fondos recaudados por cada llamada, en gran porcentaje, debían ser destinados a la fundación Felices los Niños.
La investigación judicial determinó que existía un convenio entre Hard Comunication –que había ideado el concurso–, Telefe y Grassi. El contrato establecía que Felices los Niños recibiría, durante ocho meses, un mínimo de 20 mil pesos y, como saldo final, alrededor del 20 por ciento de lo recaudado por ese juego. Pero como llegó mucha menos plata de la que el cura había calculado, el religioso se quejó (durante un programa emitido el 18 de agosto de 1998, en el que Susana se despachó con la pregunta: “Pero, padre, ¿usted quiere construirse un Sheraton?”.) y el escándalo saltó primero a los medios y luego a la Justicia.
Ayer, durante su testimonial, el cura lo repasó en detalle y dijo que la denuncias por corrupción de menores que lo llevaron al banquillo guardan relación con este conflicto. Tras un extenso preámbulo sobre su vocación sacerdotal, contó que en 1997 le ofrecieron hacer un concurso en el programa de Susana. “Yo no estaba muy de acuerdo –expresó– pero quería ver cuánto quedaba para la fundación”. Agregó que entonces apareció con la propuesta concreta Jorge Rodríguez, pareja de la diva en ese momento, y que no firmó el contrato porque ellos querían darle un monto fijo que para él resultaba poco. Pero que finalmente llegaron a un acuerdo con Hard Comunication y que ese acuerdo no se respetó. Entonces, explicó, todo se puso denso: “Hubo una reunión muy caldeada con Rodríguez, a mí me quedó en la cabeza que tendrían que ser como 500 mil pesos para la fundación y comencé a reclamar”.
Que después supo que estaba Galimberti metido en el negocio, reveló, y que cuando conoció al ex montonero estaba también Jorge Born. “Era raro verlos asociados”, contó.
Grassi recordó el episodio del Sheraton y dijo que ese día, después del programa, Born lo increpó. "Me gritó como si fuera su hijo. Fue un momento muy duro. Y después todo pasó a la Justicia. Le digo al juez que me debían plata y entonces se abrió la investigación como estafa a la fundación. Eso enardeció a Galimberti y a Rodríguez", declaró el cura y narró que, a fines de 1998, Galimberti fue a verlo tres veces: “Me pidió llorando que no los meta presos, que lleguemos a un acuerdo”, dijo y confesó que tuvo miedo porque el ex guerrillero volvió a visitarlo pero con tono más firme.
“En el medio de todas estas cuestiones, surgieron los primeros anónimos contra mí y la fundación. Al principio fueron desestimados por todo el mundo, hasta que aparecieron personas con unas inclinaciones más negativas”, dijo el imputado. “Después, en 1999, sobreseen a Susana y procesan a los demás. Rodríguez me pidió que salga a decir que era una injusticia, pero yo no lo hice”. El cura siguió: “A fines del año 2000, me mandan a decir que salió un libro sobre Galimberti en el que me nombran. Yo no le di importancia, lo llamé a Raúl Portal y él compró el libro y marcó una parte que podría tener que ver con todo esto. A mí esta situación me desbordó. Y por otro lado, Farinello me había advertido que Galimberti se iba a vengar porque le dolía haber perdido el negocio del 0800”.
El acusado se tomó su tiempo para llegar al punto. “El primero de diciembre de 2000 me llama la recepcionista de la fundación refiriendo un llamado de la agencia de noticias DyN que me dice que hay unas denuncias muy graves contra mí en una fiscalía. Los anónimos dicen que maltrataban a los niños en la fundación (...). Al principio nadie las levantó, pero después pasó el resto”.
Grassi usó toda la tarde para contar esta historia. Aunque luego manifestó que la audiencia se demoró por culpa del tribunal, lo concreto es que todo se dilató debido a que los abogados del religioso pidieron que se retiren de la sala dos de los chicos que denunciaron haber sido abusados. Al final de la jornada, se confirmó que habrá veedores en el juicio. Y Grassi dijo: “Si vienen, que lo hagan como público, pero no para presionar”.
“Susana le pagó 700 mil dólares”
Consultado sobre los dichos de Grassi, Gustavo Yankelevich, en nombre de Susana Giménez, dijo a este diario: “El conflicto entre Susana Giménez y el cura se resolvió así: Susana, para terminar en paz, y aun sin estar obligada, puso de su bolsillo un cheque para la Fundación Felices los Niños de 700 mil dólares. Entonces, no se sostiene la idea de que ella pueda estar a la cabeza de un complot para perjudicar al sacerdote. Ese cheque debería figurar en algún registro contable y quiero que quede claro que no fue ni Hard Comunication, ni Jorge Rodríguez, ni Rodolfo Galimberti, ni nadie los que pusieron ese dinero. Esto Susana no lo dijo jamás porque nunca fue su intención publicitarlo, pero queremos decirlo ahora por primera vez para que quede claro cómo fueron las cosas”.
Galimberti y su idea del sacerdote
–¿Ustedes creen que yo, que luché armas en mano contra la pobreza, con la historia que tengo detrás, puedo dedicarme a estafar a los mocosos del padre Grassi? Ésta es una infamia que inventó Clarín. Es parte de la guerra electrónica, señores.
Luego, le dijo a (Jorge) Born: "Ésta va a ser una guerra larga, Jorge".
Y Born respondió: "Ya lo creo, Rodolfo, ya lo creo".
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