El Retorno del Califato
Shaij Abdalqadir As-Sufi
LA CAÍDA DEL CALIFATO
La historia comienza con la familia de los banqueros de la corte del Gran Duque de Württemberg y el agente del Príncipe Lówestein-Wertheim. El cabeza de esta familia era el schutzjude Moses Hirsch. Schutzjude significa un judío protegido por el gobernante. El siglo XIX fue testigo del definitivo abandono de todas las inhibiciones con respecto a la banca usurera en su camino hacia el poder político. El hijo de Moses, Jacob, compró un título feudal y con ello la liberación de las restricciones anti-usura que aún quedaban y eran aplicables a los judíos.
En 1835, el hijo Joel creó uno de los primeros bancos hipotecarios en el que los Rothschilds 6 eran accionistas mayoritarios. El hermano Joseph fue nombrado por Ludwig I banquero de la corte en Munich, un puesto incuestionable incluso después del establecimiento del Bavarian Suite Bank. Uno de los hijos de Joseph fue Maurice de Hirsch, nacido en 1831: Su madre pertenecía a la familia de los Wertheimer, banqueros de Frankfurt. Maurice hizo su aprendizaje en la banca de los Bischoffsheim y Goldschmidt. En 1855 se casó con Clara, hija de Bischoffsheim y de madre Goldschmidt. Esta casa dió vida a algunos de los principales bancos de Bélgica y Francia. El suegro de Hirsch era consejero de finanzas de Leopoldo, Rey de Bélgica, administraba los fondos del Partido Liberal y trabajaba en el Ministerio de Hacienda. Su hijo Max se casó con la hija de los Rothschilds de Frankfurt y dirigía su propio banco llamado Goldschmidt Rothschild. El banco atendía básicamente una sola cuenta, la de Maurice de Hirsch.
En 1858 Hirsch adoptó la nacionalidad belga. Participó en varias empresas financieras con el aventurero Lagrand-Dumonceau, quien a su vez estaba intentando persuadir a los católicos más ricos para que ”cristianizaran” su capital en aventuras usureras de gran rendimiento. Lagrand-Dumonceau fue para los cristianos del siglo XIX lo que fueron los banqueros “islámicos” del siglo XX para los musulmanes. Pío IX le nombró Conde Pontificio. Posteriormente fué sentenciado en rebeldía a 15 años de trabajos forzados por fraude. Hirsch y Lagrand-Dumonceau encabezaron una serie de “joint-ventures”: Association Générale d’Assurances, Banque de Crédit Foncier et Industriel y en 1864 la International Land Credit Company.
En sus consejos de administración se sentaban Lord Robert Cecil, más tarde nombrado Marqués de Salisbury y Primer Ministro Inglés, y los Ministros belgas de Economía, Justicia y Asuntos Exteriores.
A finales del siglo XIX, la International Land Credit Company y su dudosa entidad paterna, le Crédit Foncier, se encontraban en situación de colapso total.
Teniendo como marco estos antecedentes criminales y financieros, Hirsch comenzó a introducirse en ese mundo particular en el que la política se transforma en altas finanzas.
En 1868, Hirsch, con el apoyo Bischoffsheim, había conseguido la contrata de construcción del East Hungarian Railway en sociedad con el Anglo-Austrian Bank. Al tiempo que sus anteriores aventuras bancarias colapsaban en el desastre, Hirsch aparecía ahora como el autor de una empresa ambiciosa: la de unir Viena con Estambul, ciudades separadas por una distancia de más de 1.600 kms. A lo largo de los siguientes 20 años, esta gran empresa iba a dominar la vida de Hirsch con un auténtico torbellino de robos, engaños e intrigas.
El Orient Railway iba a unir Europa con la Osmaniyya islámica. Para hacer esto posible era preciso urdir un sistema financiero unificado que acompañara la vía férrea dado que el ancho de la misma debía unificarse a su paso por Austria, Hungría, Serbia y Turquía. Como el Sultán no era proclive a obedecer las órdenes de los banqueros fue necesario calificarlo de corrupto, intransigente y lo que es aún más importante, retrógado y anti-moderno por su resistencia no sólo a la vía férrea sino también a sus mecanismos financieros.
En 1861, la organización de los Péreire Brothers, Credit Mobilier, fundó el Imperial Ottoman Bank. Casi de inmediato, los Rothschilds, los Péreire Brothers y el incontenible Langrand-Dumonceau comenzaron a planear los caminos del ferrocarril hacia Estambul.
En 1867, el Sultán Abdalaziz y el Gran Visir Puad Pasha visitaron Viena y el 31 de mayo de 1868 concedieron a la Asociación Langrand-Dumonceau la contrata del Orient Railway. El 12 de abril de 1869 la Asociación perdió el contrato por incomparecencia. Cinco días más tarde, Hirsch arrebataba la contrata tras un acuerdo con el Ministro de Obras Públicas, Da’ud Pasha, acuerdo sellado con el ‘Fermán’ Imperial del 7 de octubre de 1869.
Los serbios presionaron a Viena para que el ferrocarril pasase por Belgrado, pero tanto la Osmaniyya como los austro-húngaros querían que lo hiciera a través de Bosnia.
Su trazado partía de Estambul para pasar por Edirna, Plovdiv, Sofía, atravesar Serbia y luego dirigirse a Bosnia y Sarajevo antes de unirse a la Südbahn Austríaca.
La empresa concesionaria responsable de la construcción y el funcionamiento debería recibir de La Sublime Puerta7 un subsidio anual de 14.000 francos (560 Libras) por cada kilómetro completado y durante la duración de la concesión; y una renta anual de 8.000 francos (320 Libras) por kilómetro de la compañía responsable del funcionamiento, un total que representaba el 10% del costo estimado de la construcción por kilómetro.
En 1870 Hirsch estableció su propia compañía operativa. Eligió como socio al banquero francés Paulin Talabot, presidente de la Société Générale de París, y al conde Kinsky, miembro fundador del Anglo-Austrian Bank.
A causa de este enorme proyecto internacional y las intrigas concomitantes, actuando en paralelo a las de empresas similares todas ellas relacionadas entre sí, y a causa también de todos los productos financieros de las entidades bancarias conectadas, muy pronto las ciudades de Londres, París y Bruselas estaban inundadas con Bonos Turcos comercializados con descuentos sustanciosos. Una de las tácticas de supervivencia utilizadas por Hirsch fue la emisión de bonos de lotería a bajo interés, 3%, dos puntos por debajo del interés normal otomano, cancelables a la par en un período de 99 años. Había un sorteo cada dos meses en el que los billetes premiados ganaban cerca de 600.000 francos (24.000 Libras).
Hirsch, llamado ahora Barón Türkenhirsch, creó también un sindicato de seguros presidido por la Société Générale. La Sublime Puerta en Estambul emitió para Hirsch 1.980.000 bonos, de valor nominal 400 francos, puestos en su haber a 128,50 francos, un poco más del 32% por encima de la par. En marzo de 1870, Hirsch vendió a su sindicato la primera serie de 750.000 bonos a 155 francos; éstos a su vez fueron ofrecidos al público al precio de 180 francos. Todo esto ocurría durante lo que fue calificado de “oleada de inversiones internacionales”, uno de esos misteriosos auges producidos por las llamadas fuerzas de mercado.
A pesar de que los bonos pretendían pasar como obligaciones, su única garantía era la promesa, por parte de la Sublime Puerta, de pagar a la compañía constructora una subvención anual de 28 millones de francos (algo más de £1.500.000) durante un período de 99 años.
En septiembre de 1872, los 1.230.000 bonos restantes fueron ofrecidos al precio de 150 francos al sindicato y 170 al público. Pero fue entonces cuando sobrevino el “Krach” de 1873. Con la “Türkenlose” (la Quiebra Turca), la mitad de los bonos se quedó sin vender y el precio descendió de 183 a 115 francos. Hirsch, por supuesto, salió de todo ello aún más rico; algo familiar hoy día: el personaje que incrementa su fortuna a costa de la ruina de los demás. Como contratista, Hirsch tenía £14 millones en sus manos por la construcción y un beneficio por la Türkenlose de £2 millones. Las incesantes intrigas, y no estoy hablando de conspiración sino simplemente de la imparable serie de protocolos y contratos relacionados con la construcción de la vía férrea, involucraban al Sultán, al Gran Visir, Al Pasha, a su sucesor el Gran Visir Mahmud Nedim Pasha y a Ralph Anstruther, Conde del East Hungarian Railway. Los proyectos técnicos propios de la modernidad, lejos de consistir de módulos concretos, físicos ejecutados de forma racional, se convirtieron simplemente en licencias para llevar a cabo el movimiento de números sin nacionalidad, sin especie concreta, abstractos y codificados, que bajo la denominación de monedas aparecían en documentos de papel llamados acciones y bonos.
El préstamo turco de 1855 circuló por Europa sin conexión tangible con la Sublime Puerta; flotó, abstracto y amenazante, entre Sir Edward Hamilton del British Treasury y los Rothschilds, emisores, de este pretendido “préstamo”.
A lo largo del siglo XIX y hasta la Depresión del año 1873, La Sublime Puerta fue alentada a pedir préstamos para cubrir el déficit y el pago de intereses.
En 1875, Mahmud se vió obligado a declarar una moratoria sobre los £200 millones adeudados por la Sublime Puerta.
El siguiente paso para los poderes occidentales fue declarar a Turquía en bancarrota y nombrar una comisión internacional que representara a los poseedores de bonos extranjeros. Turquía, separada de toda forma de financiación externa, se vió obligada a exigir impuestos injustos sobre sus gentes. Los serbios iniciaron la revuelta. Los Grandes Poderes comenzaron a dictar condiciones. Midhat Pasha fue llamado de nuevo al gobierno que condujo a la abdicación de Abdalaziz en mayo de 1876 y que en su momento flanqueó el camino que, a través del desgraciado Murad, nos lleva a la importante figura de Abdalhamid.
La muerte del Califa, el destierro de Midhat Pasha, la guerra con Serbia, las muy conocidas e injustamente llamadas ‘Atrocidades Búlgaras”, de las que nadie cuenta los actos criminales cometidos por los rebeldes, todo ello tuvo como fuerza motriz la manipulación de dichos préstamos mágicos, bonos y nuevas emisiones procedentes de los pretendidos Bancos Nacionales o Imperiales, ninguno de los cuales podía hacer alarde de poseer un capital fundacional, en riqueza real, que perteneciese al país del que obtenía su nombre. La “finanza internacional” consistía pues de un capital no-existente “entre” naciones, poseído en gran parte por un puñado de familias que cambiaban su nacionalidad y adquirían sus títulos con impresionante, aunque desvergonzada facilidad.
Bosnia y Herzegovina fueron entregadas a la administración austriaca aunque todavía ondeara la bandera Osmanli. La vía férrea seguía inacabada. La mitad del comercio marítimo turco pasó a ser controlado por Inglaterra.
En esos momentos Hirsch traslada su centro de operaciones de París a Viena y adopta la ciudadanía austriaca. En 1881 Hirsch seguía tramando la finalización del ferrocarril. Esta vez trató de conectar el Austrian State Railway con la Banque de París et des Pays Bas que había aparecido tras una fusión entre los Bischoffsheim y los Goldschmidt. Este banco estaba dirigido por el cuñado de Hirsch, Heinrich Bamberger. Pero los tramos finales de la vía férrea aún no estaban terminados. Unos asociados del Ottoman Bank, para nada Ottomano recuérdese, fueron llamados a capítulo y, muy a pesar de Hirsch, la vía férrea fue finalmente terminada. Para entonces, la Ottoman Debt Commission controlaba ya toda la riqueza de la Sublime Puerta.
El precio a pagar por reducir la duración del viaje entre Viena y Estambul de siete días a cuarenta horas fue la inevitable destrucción del Califato islámico.
Terminada la aventura, Hirsch tuvo que desconectarse de todo ello y tras una larga negociación, logró salir airoso. Hirsch recibió el Gran Cordón de la Orden Osmanli, y esto a pesar de que los habitantes de Estambul afirmasen que el Sultán odiaba a Hirsch y quería su cabeza. Hirsch logró endosar su parte del Orient Railway a un grupo comandado por el Deutsche Bank. Este banco había sido co-fundado por Ludwig Bamberger cuyo hermano Heinrich, casado con la hermana de Hirsch, era presidente del Parisbas.
Los nuevos sucesores en la empresa planeaban llevar el tren hasta Bagdad. Se trataba por supuesto de un tren con(1uistador, propulsado por trozos de papel llamados monedas y bonos.
Los nuevos sucesores en la empresa planeaban llevar el tren hasta Bagdad. Se trataba por supuesto de un tren con(1uistador, propulsado por trozos de papel llamados monedas y bonos.
Weizmann, primer presidente de Israel, mencionó en cierta ocasión que en eh hogar de su familia en Pinsk había colgados cuatro retratos: Maimónides, Chejov, el Muro de las Lamentaciones y el Barón de Hirsch.
Mientras Hirsch se dedicaba a destruir activamente eh tejido de la Osmanliyya hasta el punto de convertirse en prototipo del nuevo líder y gobernante, la élite del poder había encontrado otra base clave dentro del Califato: Egipto. Debe recordarse que la abstracta “entidad nacional” era el tema de las actividades internacionalistas. Los puntos sometidos a la rapiña de riqueza eran numerosos; eh instrumento siempre eh mismo: la banca; su élite: unas pocas familias vinculadas por casamientos mutuos y carentes de cualquier tipo de fidelidad nacional.
Otro de estos depredadores era Ernest Casseh. Los intereses de Cassel eran muy variados. Pertenecía al consejo de administración de los Bancos de Shanghai y Hong Kong. Junto con Rothschild formaba parte de la Maxim Gun Company, constituída en 1844. Entró en sociedad con los Vickers, fabricantes de armas. Tras un préstamo a Uruguay se trasladó a Escandinavia. Asociado con Prederick Warburg, yerno de Jacob Schiff, constituyó la Grángesberg Oxelósund Traffic Company con un capital de £995.000. Sin embargo, su principal fuente de riqueza iba a ser Egipto. Bajo el mandato del Jedive Ismail, las dos terceras partes de los ingresos del país se destinaban al pago de la deuda. Eh joven Casseh, trabajando para nuestros amigos Bischoffsheim y Goldschmidt, hizo un préstamo al Jedive Ismail de £7 millones ah 7% para desarrollar la industria azucarera. En 1873, el sindicato de Bischoffsheim logró los derechos de concesión de un préstamo al Estado de £32 millones, también ah 7%, absorbiendo con un solo movimiento eh resto de los ingresos, no avalados, del país. El Jedive se vió obligado a vender su parte del Canal de Suez al Gobierno Británico por £4 millones además de tomar prestados otros £8 millones del Anglo Egyptian Bank.
En esa misma época el Sultán tuvo que incumplir el pago de sus deudas. El Jedive hizo lo mismo, vaciando con ello las reservas del Anglo-Egyptian Bank. Los franceses entraron entonces en juego. Establecieron la Caisse de la Dette Publique y expropiaron la mitad de los ingresos del país, £10 millones, para entregárselos a los propietarios de los bonos franceses. Al Jedive por su parte no le quedó más salida que tomar prestado de los griegos alejandrinos y de los judíos a un interés del 30%.
Desde el punto de vista político, el Sultán se vio obligado a deponer al Jedive para poner en su lugar a su hijo Tawfiq. Es entonces cuando los Rothschilds entran en juego poniendo en marcha su propia versión de la “operación rescate”. Emitieron como préstamo £8,5 millones de Bonos Hipotecarios de Dominio al 5%, en Londres y París. Esta medida devastó a la mayor parte de la gente, a la que se le dio la orden de economizar. Arabi Pasha, un nacionalista, tomó el control de la situación con un golpe de estado. Y con ello tenemos el modelo primario de la constante respuesta árabe y turca a la trampa usurera: derrocamiento seguido de cese y posterior golpe de estado. En este esquema, y una vez asentada la polvareda, los acreedores pueden entonces imponer al nuevo dirigente las condiciones económicas para su supervivencia o, en caso de no aceptar, desembarazarse a su vez de él. El pretendido modelo democrático no es más que ésto: una perfecta impostura gubernamental encaminada a mantener a las masas en el estado de esclavitud. Aún hoy, cien años más tarde, eh motín, el terrorismo y el golpe de estado, siguen siendo utilizados, junto con las elecciones, para asegurar que se les va a seguir pagando a los banqueros.
Según eh pro-egipcio Scawen Blunt, el Ministro de Finanzas de la asociación Anglo-Francesa, Charles Wilson, depuesto por Ismail, se entrevistó con los Rothschihds de París para avisarles del inminente rechazo de la deuda. Estos a su vez, “desesperados por sus millones”, tal y como dijo Blunt, acudieron a Bismark. Este amenazó con intervenir. El Sultán depuso a Ismail y Arabi fue despedido. Pero antes de que Arabi pudiera ser desactivado, había comenzado a fortificar la ciudad de Alejandría, en cuyo puerto las armadas Francesa e Inglesa estaban ancladas. Por esta razón las tropas mandadas por Sir Garnet Wolseley fueron enviadas a tierra, donde ganaron la batalla de Telel-Kebir. El paso siguiente fue enviar a Egipto como agente británico y Cónsul General al Mayor Evelyn Baring, hijo de Lord Revelstoke y miembro de la Banca Judeo-Lituana Baring. La tarea primordial de este individuo era encontrar el camino para hacer que los ulama’ egipcios rescindieran el fatwa que denunciaba a la banca como sistema usurero. Por fin Baring encontró a su hombre: Muhammad Abdu, el discípulo masón del activista iraní conocido como al-Afghani. Así pues y ya desde sus inicios, el llamado Islam modernista formaba parte de una estrategia planeada para hacer posible eh sistema de dominio feudal bancario ejercido por estos pocos y poderosos oligarcas. Eh préstamo “rescate” de 1885 fue emitido en Londres y París por los Rothschihds y por un importe de £9.424.000.
En 1892 la recompensa de Baring llegó en la forma de título nobiliario. Firmando ya como Lord Cromer comenzó a desmantelar el poder del comercio reglamentado según la shari’ah, base y fundamento del Islam, para reemplazar su norma con la abierta aceptación del sistema usurero propio del capitalismo a su más alto nivel y que era a su vez llamado en Europa la “modernidad”.
En Omdurman, los ingleses aplastaron al ejército islámico del Mahdi con la ayuda de Cassel; la victoria se consiguió gracias a las 44 ametralladoras Vickers Maxim que mataron a 10.000 hombres del Mahdi frente a las 500 bajas de los ingleses. Egipto pagó la operación. A continuación Cromer designó a Cassel para financiar el proyecto de la presa de Asuán. Éste asumía plena responsabilidad con respecto a los contratistas. Los egipcios pagarían una vez terminada la obra, con los beneficios generados por la presa que estaban calculados en unos £2 millones anuales. Churchill calificó esta operación como la mejor inversión de la historia. Cassel consiguió la adquisición de los Daira Sanieh Estates, que suponían la quinta parte de todas las tierras de cultivo de Egipto. Poniendo medio millón al contado y el otro medio a pagar en diez años, Cassel obtuvo los Daira Estates en una subasta hecha por un judío sefardita, Rafael Suares. Seis años más tarde, las acciones nominativas de esta sociedad limitada con valor de £1 se cotizaban a £108 y con un valor de realización de más de 13 millones de libras esterlinas. Con el apoyo del contrato de los Daira Sanieh, Cassel obtuvo un decreto que le autorizaba a establecer el National Bank of Egypt. Con un capital inicial de un millón de libras esterlinas, medio aportado por el propio Cassel, el Banco fue establecido. Seis de los consejeros eran banqueros judíos locales y entre el resto, traídos por Casseh, figuraban Carl Meyer, un recién llegado proveniente de los Rothschild, y Vicent Cailhard, un pariente de Disraehi que había servido 14 años como comisario en la Administración de la Deuda Pública Otomana. El comisario gubernamental escogido por Cassel para el Nationah Bank fue Victor Harari, antiguo Director General de las Cuentas del Estado, en calidad de Ministro Egipcio de Finanzas, uno de los pocos judíos investido con los títulos de Pasha y de Caballero.
Bajo la dirección de Cromer, apellidado Baring, recordemos, el National Bank creó el Agricultural Bank of Egypt.. Pasados tres años, las acciones nominales de £5 habían subido a £800.
El control bancario de Egipto a manos de Cassel, había puesto fuera del país a Francia y al Ottoman Bank. Para compensar a Francia de esta pérdida, parte de la Entente Cordial fue la cesión de Marruecos como supuesto protectorado.
Así pues, la lenta parcelación y división de la Umma del Islam, políticamente definida por Occidente como el Imperio Otomano, en entidades bancarias nacionales, se consiguió mediante la colaboración judeo—cnistiana en la que se involucraron todos los grandes poderes europeos. Fue así como el gobierno británico pidió a Cassel, como parte de los protocolos de la nueva Entente Cordial, que acordara un préstamo para el gobierno marroquí. Cassel insistió en que era él quien controlaba los fondos. Y así fue como surgió el Banco Nacional de Marruecos. Como premio a sus resultados, Cassel recibió la Legión de Honor, un título de caballero y una concesión territorial de más de 100.000 acres en Marruecos.
En 1888, la Siemens, miembro del Deutsche Bank, había conseguido una concesión de las Anatolian Raihways para construir una línea férrea desde Haidar Pasha, en la costa asiática de Estambul, hasta Ankara y de Eskishehr a Konya. En el año 1896, Siemens planeaba extender la línea férrea hasta Bagdad y Basora. Con este fin, el Kaiser Wilhehm hizo una visita de estado a Estambul y luego a Jerusalén y Damasco en el año 1898.
Durante esta visita, el Kaiser Wilhelm saludó al Califa como gobernante de 300 millones de musulmanes. En Damasco depositó una corona de laurel en la tumba de Salahuddin. En 1899 Abdalhamid firmó el Fermán con el que se autorizaba el Imperial Otoman Baghdad Raihway. De nuevo surgen los mismos personajes que parecen querer propiciar los intereses “nacionales”: Francia, Alemania, Inglaterra. Pero por supuesto, eh verdadero asunto es si los préstamos o los contratos están en manos de los Rothschilds, de los Cassel o en las de sus primos “franceses”.
1907. Eh Kaiser Wihhelm insiste en que la concesión del Baghdad Railway quede en manos alemanas. Un año más tarde es cuando tiene lugar la rebelión de los Jóvenes Turcos contra el Sultán. Una de las quejas esgrimidas por estos agitadores eran las garantías concedidas por La Sublime Puerta al ferrocarril cuando la paga del ejército sufría serios atrasos. Sin embargo, el verdadero fermento que iba a sacudir ah Califato no era este primer plano de motín militar personalista, sino las mucho más resonantes estratagemas de una guerra interbancaria entablada entre un pequeño grupo de familias vinculadas entre sí por mutuos matrimonios, familias que querían que los beneficios llegaran a sus propios cofres en vez de a los de sus primos.
El Ottoman Bank, o “Francia”, si uno es un historiador de la vieja escuela, y el Deutsche Bank, o “Alemania” en ese mismo caso, maniobraron para ocupar lugares de privilegio a la hora de construir eh ferrocarril. Los Jóvenes Turcos estaban dispuestos a recibir un préstamo “inglés”, esto es, un préstamo del Baring Bank. Cassel contraatacó con un adelanto de £1.5 millones sobre un cuantioso préstamo ya concertado con eh Ottoman Bank para el año siguiente. En ese mismo mes se anunciaba la formación del Nationah Bank of Turkey con un capital inicial de £3 millones, seguidos de otros £2 millones si se garantizaba la licencia para fundar un Banco Agrícola basado en el exitoso modelo aplicado por Cassel en Egipto.
Entre los consejeros del National Bank estaban Sir Adam Bhock, administrador de la Deuda Pública Otomana y Presidente de la Cámara Inglesa de Comercio, varios líderes de los Jóvenes Turcos y Lord Revelstoke, quien debemos recordar, es uno de los Baring y uno de los directores del Barings Bank. Este fue uno de los últimos actos de Abdalhamid: la firma el 5 de abril de 1908 del Fermiln que legalizaba el National Bank de Ernest Cassel. Esto fue lo que puso en movimiento las revoluciones y contra-revoluciones que condujeron a la abdicación del Califa Abdelhamid en favor de su hermano, prisionero en palacio. Mientras tanto, el préstamo de £1 millón al municipio de Estambul atestiguaba la entrada en acción del National Bank. La Banque de Sahonique y los brokers ingleses judíos, Keyser, lucharon por el privilegio de este préstamo.
Para entonces, la despiadada codicia de los banqueros ya tenía prácticamente asegurada la imposibilidad de una reanimación civil en la Osmaniyya.
En 1911, eh Deutsche Bank había asegurado como proyecto propio el Baghdad Raihway. La Sublime Puerta firmó en marzo. Mientras tanto Djavid Bay cocinaba las deudas de la Puerta. Buscó un nuevo préstamo del, así llamado, Ottoman Bank. El Ministro de Asuntos Exteriores francés insistió en tener al tesoro estatal Otomano como colateral además de la plena secesión del Maghrib en favor de Francia. El gobierno francés no tenía la menor idea de la existencia de un protocolo secreto entre el Ottoman Bank y el Deutsche Bank por el que uno aseguraba al otro eh 30% de participación en todo proyecto turco. Djavid Bey consiguió finalmente un préstamo de £6 millones ah que seguiría otro en 1911 de £5 millones concedido por eh Crédit Mobilier. Esto a su vez, puso a los poderes europeos, es decir a las familias banqueras, unos contra otros.
El llamado Comité para la Unión y el Progreso había dejado exhausta la riqueza de la nación, reemplazándola con el sistema deudor-usurero que iba a paralizar definitivamente al Estado. “Francia”, como seguimos tercamente imaginando, había conseguido la contrata para construir una nueva red de carreteras. Alemania se alzó con el control del ejército. Los ingleses estaban renovando la flota. Un inspector general británico dirigía eh Servicio de Aduanas. Y mientras todos discutían sobre las condiciones del crédito del Crédit Mobilier, la Puerta anunció que el Deutsche Bank había formado un consorcio para otorgar un préstamo de £11 millones teniendo como colateral los ingresos de las aduanas de Estambul. Para contrarrestar esta acción Cassel propuso la fusión del Ottoman y el Nationah Bank, pero había llegado demasiado tarde.
Las últimas maquinaciones de Cassel se concentraron en la llamada Turkish Petroleum Company. En un océano infestado de tiburones, tales como la Royah Dutch Shell, Guhbenkian, eh Deutsche Bank o la Angho-Persian Oil, Cassel luchó por conseguir su tajada del petróleo de Mesopotamia. Pero al verse en situación de inferioridad, Cassel abandonó. 1914 vio a un Cassel que abandonaba la explotación de Turquía, consciente de la imposibilidad de obtener más beneficos a no ser que ocurriera algún nuevo desastre. Cuando Cassel murió, dijo: “En este mundo tuve todo lo que no quise y nada de lo que realmente quería”. (ALLFREY: Edward VlIy su corte Judía) . Su hija, Edwina, se casó con Lord Mountbatten. Uno de sus muchos adulterios fue el affaire que tuvo con Nehru, que propició en la Partición el favoritismo de la India hinduista por encima de los musulmanes, además de la esclavitud para Cachemira.
Todos los métodos e instituciones bancarias que se apropiaron de la enorme riqueza del estado Osmani, han continuado su ávido progreso hasta finales de este siglo XX. Sólo que hoy, en la fase correspondiente a nuestros días, estas mismas familias pueden ser observadas chupando la sangre de la Unión Europea, Rusia e incluso América, víctima final del banquero, puesto que la banca, como el cáncer, acaba por destruir el organismo que actúa de anfitrión.
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Relación familia Rothschild, Hirsch, Bischoffsheim, Goldschmidt, Cassel y los Mountabatten / Battenberg
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La familia del Príncipe Philip era partidaria del Partido Nazi y por 1935 el Príncipe Christoph, el marido de su hermana Sophie, era coronel en la SS en el personal de Himmler y la cabeza del Forschungsamt, una operación de inteligencia de Élite controlada por Hermann Goering. El Forschungsamt reunía inteligencia sobre Judíos y otros a quienes los Nazis deseaban destruir, trabajaba con la Gestapo, y también espiaba a miembros del Partido Nazi mismo.
Fueron ellos los que ejecutaron la famosa Noche de los Cuchillos Largos cuando Hitler eliminó a sus adversarios clave. Christoph y Sophie llamaron a su hijo mayor, Karl Adolf, por Adolf Hitler y el Príncipe Philip estaría involucrado en su educación. El hermano de Christoph, Philip de Hesse, estaba relacionado con el Rey de Italia y era la coordinación oficial entre los fascistas de Italia y Alemania. Al mismo tiempo, el Rey británico, Eduardo VIII, era también un partidario nazi y Philip mantuvo comunicaciones con él después de su abdicación forzosa en 1936.
La razón oficial para esto era la relación de Eduardo con la divorciada estadounidense, Wallis Simpson. Después de sólo 325 días Eduardo fue al exilio a la mansión Rothschild en Austria y se instaló en París después. El hogar de París de Eduardo fue comprado por Mohamed Al Fayed en la década de 1990 y Diana y Dodi Fayed visitaron la casa en el día en que murieron. Uno de los mayores partidarios de Eduardo era el fascista pederasta y el Satanista Lord Louis Mountbatten, tío del Príncipe Philip y la ruta de Philip a la familia real británica.
Mountbatten era un tataranieto de la Reina Victoria y el Príncipe Albert y nació en el Castillo Windsor en 1900. Mientras Mountbatten (Battenberg) estaba peleando aparentemente en el lado británico durante la guerra, estaba manteniendo comunicaciones con su, y el de los Windsor, clan alemán vía su hermana Louise, la princesa heredera de Suecia y esposa del Rey Gustav. Louise era la tía del Príncipe Philip.
Al final de la guerra, en Junio de 1945, el rey británico, Jorge VI, el padre de la Reina Elizabeth y marido de la Reina Madre, envió al ex oficial del MI5, Anthony Blunt, al Castillo Kronberg de la hermana de Philip, Sophie, y su marido nazi el Príncipe Christoph de Hesse Kassel ( Cassel )( Battenberg ), para recuperar la correspondencia entre la familia real británica y sus parientes nazis.
Blunt era el "Buscador de las fotografías de la Reina" y un experto mundial en las pinturas de Poussin, el iniciado que pintó pinturas llamadas Los Pastores De Arcadia que se relacionan mucho a los misterios de Rennes-le-Chateau. Blunt fue expuesto como un miembro de una unidad de la "KGB" dentro de la Inteligencia Británica junto con Burgess, MacLean y Philby. El quinto hombre, que nunca fue nombrado, era Lord Victor Rothschild (vea y La Verdad Los Hará Libres). A decir verdad era una unidad de la Hermandad y no, en última instancia, respondía a la KGB.
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