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Los sindicatos tiemblan: la fusión British-Iberia podría acabar con 7.000 empleos
@Daniel Toledo - 01/08/2008 06:00h
“No vamos a estar como meros espectadores. Necesitamos que el proceso de fusión sea transparente y debe darse a la plantilla cierto grado de tranquilidad”. Ese es el mensaje que transmitieron ayer los sindicatos españoles UGT Y CCOO al presidente de Iberia, Fernando Conte. Y es que la intranquilidad en los agentes sindicales ante la fusión entre la aerolínea española y British Airways va creciendo, sobre todo en el frente británico, a medida que se conocen estimaciones de posibles reducciones de plantilla. La lanzada ayer por The Times, que alcanzaría los 7.000 despidos, provocó la rápida reacción del principal sindicato de British, Unite, que ha pedido un encuentro urgente con la dirección.
Para Andrew Fitchie, analista del banco de inversión Collin Stewart, la fusión permitiría eliminar un 20% del personal de administración y otro 10% del personal de tierra. Esa previsión supondría 6.800 trabajadores menos, sin contar con las duplicidades que sin duda se producirán en algunas rutas y que podrían afectar también a pilotos o tripulación. Actualmente, ese número de bajas supondría un 11% de la fuerza laboral conjunta que generaría la fusión de ambas aerolíneas, que alcanza los 64.000 trabajadores.
Según confirmaron fuentes sindicales españolas, ya se han establecido contactos con los sindicatos británicos para cotejar las cifras de plantilla, comprobar esos solapamientos, así como para determinar las diferencias salariales y de prestaciones sociales. “Cuando las compañías empiezan a hablar de sinergias, nosotros empezamos a preocuparnos por el impacto en el empleo. Por eso queremos una reunión con las compañías para que nos expliquen en detalle sus planes”, confesaba resignado Brian Boyd, portavoz de Unite, que representa a 14.000 trabajadores de tripulación de British Airways.
Uno de los temores que anida en Unite, apunta el rotativo británico, es que British Airways aprovechara la operación para deshacerse de personal y utilizar trabajadores europeos más baratos en rutas donde antes la tripulación era británica. También existe temor a que se acometa una reestructuración profunda de los beneficios sociales de que goza la plantilla de la aerolínea.
Más de lo que se dice
En los sindicatos españoles hay, sin embargo, una intención clara de esperar y ver. CCOO lanzó ayer un comunicado tras el encuentro con Conte en el que aseguraba que Iberia no contempla que la fusion tenga “efectos negativos” sobre el empleo. Aunque el sindicato asegura que la dirección de la empresa ha informado minuciosamente de los aspectos básicos acuerdo, fuentes consultadas por este periódico aseguran que el encuentro tuvo un perfil bajo y que la empresa posee mucha más información de la que está facilitando respecto a cuestiones clave como el lugar en que se situará la sede de la compañía. “Esa cuestión está sin duda decidida”, apuntaron.
Fuentes sindicales ya adelantaron antes de reunirse con el presidente de Iberia que la clave estará en el modelo de integración que persiga la fusión. Uno sin demasiados lazos entre las aerolíneas, generaría duplicidades marginales. El camino alternativo, con una integración significativa, afectaría a divisiones como la administración, el área de comercialización y a las propias rutas que se solapen. Conte acordó con los sindicatos abrir una mesa de diálogo social para hacer de forma periódica el seguimiento de la fusión, con el fin también abordar con tiempo las posibles repercusiones sobre el empleo o las condiciones laborales.
En todo caso, nadie parece demasiado contento de cómo se han hecho las cosas desde la dirección de Iberia desde el punto de vista de la información facilitada. “Nos llamaron cinco minutos antes de la rueda de prensa para contárnoslo. Supongo que para que nos enteráramos por el hecho relevante”, lamentaban fuentes sindicales. Más críticos fueron si cabe los pilotos del Sepla, que sabedores de que el convenio de British mejora las prestaciones del que negociaban con Iberia desde hace ocho meses han decidido aparcar la negociación. “Lo que más molesta es que se tenga encima de la mesa ese borrador de convenio mientras se están negociando con British y a nosotros no se nos diga ni se nos cuente nada. Nos hemos despertado con la noticia de una fusión de la que no se nos ha informado”, recalcaron.
Para Andrew Fitchie, analista del banco de inversión Collin Stewart, la fusión permitiría eliminar un 20% del personal de administración y otro 10% del personal de tierra. Esa previsión supondría 6.800 trabajadores menos, sin contar con las duplicidades que sin duda se producirán en algunas rutas y que podrían afectar también a pilotos o tripulación. Actualmente, ese número de bajas supondría un 11% de la fuerza laboral conjunta que generaría la fusión de ambas aerolíneas, que alcanza los 64.000 trabajadores.
Según confirmaron fuentes sindicales españolas, ya se han establecido contactos con los sindicatos británicos para cotejar las cifras de plantilla, comprobar esos solapamientos, así como para determinar las diferencias salariales y de prestaciones sociales. “Cuando las compañías empiezan a hablar de sinergias, nosotros empezamos a preocuparnos por el impacto en el empleo. Por eso queremos una reunión con las compañías para que nos expliquen en detalle sus planes”, confesaba resignado Brian Boyd, portavoz de Unite, que representa a 14.000 trabajadores de tripulación de British Airways.
Uno de los temores que anida en Unite, apunta el rotativo británico, es que British Airways aprovechara la operación para deshacerse de personal y utilizar trabajadores europeos más baratos en rutas donde antes la tripulación era británica. También existe temor a que se acometa una reestructuración profunda de los beneficios sociales de que goza la plantilla de la aerolínea.
Más de lo que se dice
En los sindicatos españoles hay, sin embargo, una intención clara de esperar y ver. CCOO lanzó ayer un comunicado tras el encuentro con Conte en el que aseguraba que Iberia no contempla que la fusion tenga “efectos negativos” sobre el empleo. Aunque el sindicato asegura que la dirección de la empresa ha informado minuciosamente de los aspectos básicos acuerdo, fuentes consultadas por este periódico aseguran que el encuentro tuvo un perfil bajo y que la empresa posee mucha más información de la que está facilitando respecto a cuestiones clave como el lugar en que se situará la sede de la compañía. “Esa cuestión está sin duda decidida”, apuntaron.
Fuentes sindicales ya adelantaron antes de reunirse con el presidente de Iberia que la clave estará en el modelo de integración que persiga la fusión. Uno sin demasiados lazos entre las aerolíneas, generaría duplicidades marginales. El camino alternativo, con una integración significativa, afectaría a divisiones como la administración, el área de comercialización y a las propias rutas que se solapen. Conte acordó con los sindicatos abrir una mesa de diálogo social para hacer de forma periódica el seguimiento de la fusión, con el fin también abordar con tiempo las posibles repercusiones sobre el empleo o las condiciones laborales.
En todo caso, nadie parece demasiado contento de cómo se han hecho las cosas desde la dirección de Iberia desde el punto de vista de la información facilitada. “Nos llamaron cinco minutos antes de la rueda de prensa para contárnoslo. Supongo que para que nos enteráramos por el hecho relevante”, lamentaban fuentes sindicales. Más críticos fueron si cabe los pilotos del Sepla, que sabedores de que el convenio de British mejora las prestaciones del que negociaban con Iberia desde hace ocho meses han decidido aparcar la negociación. “Lo que más molesta es que se tenga encima de la mesa ese borrador de convenio mientras se están negociando con British y a nosotros no se nos diga ni se nos cuente nada. Nos hemos despertado con la noticia de una fusión de la que no se nos ha informado”, recalcaron.
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