lunes, 23 de abril de 2007

ANTICIPANDO LA CRISIS EN EL 2007 LOS BARBAROS EN LA PUERTA

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Los bárbaros llaman otra vez a la puerta




16:09 23-04-2007



LONDRES



A finales de los años ochenta, cuando los bárbaros llamaban a la puerta de RJR Nabisco, el capital riesgo apenas movía 100.000 millones de dólares al año en todo el mundo; hoy se espera que los mismos grupos de capital riesgo inviertan hasta 700.000 millones de dólares. Este auge en el mercado global ha provocado la alarma del Fondo Monetario Internacional, varios otros reguladores, y, por supuesto, de lo políticos.

Esta es la segunda parte sobre el comentario general a cerca de la burbuja de los mercados de crédito. El auge del capital riesgo es, junto con los derivados de crédito, uno de los sectores del mercado que más preocupa. No porque se rechace al sector por sus actividad (a la que los reguladores le dan la bienvenida), pero si porque se teme que se están cometiendo algunos excesos en algunas operaciones.



Los recelos a las compras de los grupos de capital riesgo tiene dos vertientes. Los políticos, por un lado, temen que las empresas acaben troceadas; las plantillas en la calle, y muchas factorías, cerradas. Los reguladores y los bancos centrales, por otro lado, se espantan por creciente apalancamiento de las adquisiciones.



Sin minimizar el primero de los problemas, voy a centrarme en el segundo.



El crecimiento del sector es, simplemente, espectacular: en 2006 se cerraron operaciones por valor de alrededor de 366.000 millones de dólares; sólo en los tres primeros meses de 2007 se han anunciado ya acuerdos por 123.000 millones. El año, según algunas estimaciones, podría acabar en 700.000 millones de dólares de inversión, un nuevo máximo histórico (lea más sobre las operaciones del momento en el blog Capital Y Riesgo, de mi colega Enrique Calatrava).



Gráfico superior: Inversión de los fondos de capital riesgo, en miles de millones de dólares



Gráfico inferior: Compras de los fondos de capital riesgo en Estados Unidos con calificación de crédito igual o inferior a CCC, en porcentaje








Fuente: Barclays Capital y JP Morgan

El clima para el desarrollo es propicio: los tipos de interés son bajos, el crecimiento económico es fuerte, lo que infla los resultados de las empresas. El apetito por el riesgo, alto. Y la liquidez mundial, elevada. Además, el reciclaje de los petrodólares y la gestión activa de las reservas de divisas de los países asiáticos (China es el último ejemplo) está canalizando nuevos fondos hacia el capital riesgo.



Más y más operaciones, sin embargo, comienzan a tener unos cimientos dudosos, según los reguladores. "En conjunto, no existe necesariamente un problema [en el capital riesgo]; pero sí hay suficientes operaciones [extrañas] como para indicar que el riesgo está creciendo", me dijo el ex gobernador del Banco de España Jaime Caruana en una entrevista.



El problema, según el Banco Central Europeo, es que "detrás del rápido crecimiento del mercado podrían estar desarrollándose algunos bolsillos de vulnerabilidad", debido a que "la intensa competencia entre los bancos [...] ha contribuido a un aumento de los niveles de apalancamiento y podría haber animado a algunos participantes en el mercado a suavizar su disciplina crediticia, aceptar cláusulas más débiles en los préstamos y simplificar el proceso de due diligence".



Con el paso del tiempo, el apalancamiento ha crecido. Barclays Capital estima que la ratio de apalancamiento en Europa subido desde 4 veces el ebitda (resultado bruto de explotación) en 2002 a 5,5 veces en 2006. En Estados Unidos, la ratio ha pasado de 3,5 en 2000 a 5,1 en 2006. Y el precio pagado por las empresas, también ha subido.



Tanto es así, que el multimillonario inversor estadounidense Wilbur Ross, dice: "El concepto de tasa de rentabilidad ajustada por el riesgo ha sido reemplazado por lo que llamaría tasa de rentabilidad ignorando el riesgo". Y añade: "Es un fenómeno muy peligroso".



El mayor apalancamiento ha ido a la par de un empeoramiento de la calidad del crédito. En 2002, menos del 10% de todas las compras del capital riesgo en EEUU obtenía una calificación de riesgo crediticio en sus préstamos y bonos inferior al bono basura (CCC o por debajo). Pero el año pasado, al calor de una explosión de compras, el 50% de las operaciones tuvo un ráting CCC o inferior, según datos de JP Morgan.



"Hay indicios de que los riesgos de crédito se han incrementado al aumentar las valoraciones de las empresas objeto de las compras, al mismo tiempo que aumenta el nivel de apalancamiento", dijo el FMI recientemente en su Informe de Estabilidad Financiera Global.



Otro problema es la rapidez con la que los grupos de capital riesgo confían hoy en recuperar su inversión. Tradicionalmente, el tiempo de espera (necesario para reestructurar una empresa) era de entre 4 y 8 años, pero hoy ahora algunas operaciones, de comienzo a fin, duran 18 meses, según el FMI. "Ese proceso puede ser excesivamente rápido para la salud de las propias empresas", me dijo Caruana.



¿Qué pasará si el ciclo económico cambia? Los resultados empresariales podrían frenarse, al mismo tiempo que, si la inflación repunta, el coste de financiación podría encarecerse. Dado el elevado endeudamiento de algunas operaciones, las empresas, según el FMI, serán "más vulnerables a un cambio de las condiciones económicas".



El capital riesgo es bueno para el sistema financiero. Posibilita reestructurar empresas que, sin el, estarían abocadas al cierre. Pero la explosión actual puede esconder la simiente de la próxima crisis del sector. Un cambio en el ciclo económico, sobre todo si viene acompañado de inflación, podría convertir a muchos de los actuales acuerdos en papel mojado. "Una significativa subida de los tipos de interés sería una gran amenaza para las compras apalancadas del capital riesgo", dice el BCE.



Con el capital riesgo ganando terreno en España, ¿se repetirán aquí las tendencias vistas en otros lugares o, por el contrario, las operaciones serán más prudentes? ¿Y si el ciclo cambia y las empresas en manos del capital riesgo sufren profundas reestructuraciones, cuál será la reacción de los sindicatos? Vease el ejemplo de lo que está pasando en Delphi en Cádiz para hacerse una idea de la reacción a una reestructuración o cierre.

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