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Un año después (I)
Yabrán no está, pero el grupo sí
Por Santiago O´Donnell
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Jueves 20 de mayo de 1999
Publicado en edición impresa
A un año de la muerte de Alfredo Yabrán, las noticias sobre el desguace del imperio creado por el enigmático empresario, voceada en estos días por ciertos representantes del establishment, parecen exageradas.
Con la presurosa venta de las empresas atribuidas a Yabrán al grupo Exxel, en diciembre de 1997, y el misterioso presunto suicidio del empresario, hace exactamente 12 meses, el fantasma de Yabrán, que tanto preocupaba a la clase política y a inversores extranjeros, pareció desvanecerse y llegó la calma.
Pero hoy esa calma se ve jaqueada por los problemas de liquidez del Exxel, la desconfianza de los norteamericanos que armaron la operación y la creciente evidencia de que el grupo de empresas atribuidas a Yabrán sigue operando y generando negocios como si el jefe nunca hubiera desaparecido.
A partir de las denuncias del ex ministro Domingo Cavallo y de las sospechas generadas por el asesinato del fotógrafo José Luis Cabezas, el grupo realizó una compleja operación político-financiera para revertir su pésima imagen. A pesar de las apariencias, la transacción no alteró la cohesión ni la capacidad operativa del grupo. Ese es el tema de la nota de hoy, la primera de una serie de tres sobre cómo opera en la actualidad el grupo Yabrán.
La diplomacia norteamericana jugó un papel clave en la transformación del grupo. Los dos últimos embajadores de ese país empezaron siendo contactos políticos de Yabrán, después se convirtieron en archienemigos del empresario y ahora trabajan para empresas vinculadas con el grupo. La intervención norteamericana es el tema principal de la nota de mañana.
La connivencia y los negocios compartidos entre los aparatos de seguridad del grupo Exxel y del grupo Yabrán sugieren la existencia de un vínculo comercial entre el titular del Exxel, Juan Navarro, y Yabrán, que antecede al traspaso de las empresas. Esta información será desarrollada pasado mañana.
Operación rescate
La historia comienza el 18 de diciembre de 1997 con la compra por parte de Exxel Capital Partners V, L.P., con domicilio en islas Caimán, de los depósitos fiscales de Edcadassa, los free shops de Interbaires, los aviones de Skycab, los camiones de cargas de Villalonga Furlong y los correos OCA y Ocasa, por 605 millones de pesos.
Lo primero que llamó la atención en el ambiente de negocios local fue la velocidad con que se cerró la operación. "Un due dilengence (auditoría legal y financiera previa a una compra) para una empresa como OCA, con la complejidad de su funcionamiento y las sospechas que la rodeaban, no puede tardar menos de un año", dijo un experto en operaciones off-shore.
Según voceros del Exxel, la operación se completó en menos de tres meses y Navarro reconoció que un fallo de la Corte Suprema que autorizaba la privatización de 33 aeropuertos, el día anterior a la compra del Exxel, "fue fundamental" para cerrar el negocio.
La operación sirvió para "blanquear" (palabra que utilizó Navarro en una entrevista) lo que todo el país sospechaba, pero Yabrán negaba: que él controlaba Skycab, Oca, Villalonga Furlong y sus subsidiarias.
"Yo sé que la sociedad ya sacó sus conclusiones sobre quiénes eran los dueños de esas empresas y no estoy acá para convencerla de lo contrario", le dijo Navarro a la revista Noticias pocos días después de la venta. Nunca más volvió a hablar públicamente del tema. A través de su vocero, Fernando Lascano, Navarro declinó esta semana un pedido de entrevista de La Nación .
De que la compra del Exxel se apartó de los carriles normales no caben dudas.
Terence Todman, ex embajador, ex enemigo de Yabrán y hoy lobbista del Exxel, cumplió un rol fundamental. Entre otras cosas, fue nexo entre el Departamento de Estado y el gobierno argentino, y les explicó a Chacho Alvarez y a Graciela Fernández Meijide la importancia de no criticar la operación.
Con la UCR no hizo falta dar muchas explicaciones; sus máximos líderes no tenían interés en reavivar el fantasma de Yabrán. Como se recuerda, los primeros negocios de Yabrán en los aeropuertos, en sociedad con la Fuerza Aérea, ocurrieron durante el mandato de Alfonsín y Fernando de la Rúa fue abogado de OCA.
Kroll entra en escena
"El principal interés de mi gobierno era desplazar a los aparatos de seguridad de Yabrán de dos áreas estratégicas: aeropuertos y correos. Por eso la clave de la operación era que Kroll se hiciera cargo de la seguridad del Exxel en esos sectores", explicó una fuente de inteligencia norteamericana que participó de la operación.
Kroll es una especie de CIAprivada que desembarcó en la Argentina justo a tiempo para hacerse cargo de la seguridad de Edcadassa, Interbaires, Villalonga Furlong y Oca. Su representante local es Frank Holder, un ex colaborador del embajador Todman que más tarde se asoció con el abogado Luis Moreno Ocampo, de quien se desvinculó poco antes de hacerse cargo de la representación de Kroll.
Fuentes de la empresa aseguran que Holder hizo tres consultas antes de aceptar el negocio que le proponía Todman. Primero habló con un contacto en el Departamento de Estado para asegurarse de que la venta tenía el visto bueno de su gobierno.
Después fue a ver a Cavallo, que estaba furioso porque su principal aliado en su cruzada antiyabranista, la embajada norteamericana, lo había puenteado en el lavado de cara del grupo Yabrán. Más se enojó al enterarse de que el encargado de negocios de la embajada, Manuel Rocha, había trabajado para convencer a políticos de la oposición de que no petardearan el acuerdo.
Pese al enojo del ex ministro, Holder se fue con garantías de que Cavallo no cuestionaría la operación. Pero la relación entre Cavallo y Holder, que floreció mientras el norteamericano trabajó con Moreno Ocampo, se quebró. La maniobra también alejó a Cavallo de Todman, pero el ex ministro cumplió con su palabra.
La tercera consulta que hizo Holder fue con el propio Moreno Ocampo. La separación entre ambos había sido un tanto desprolija y Holder temía que el abogado, de aceitados contactos con la prensa, ventilara algunos trapos sucios en un momento tan delicado. Pero Moreno Ocampo tampoco habló.
Las misma fuente de Kroll, que conoce a Holder como nadie, asegura que éste no pudo completar la tarea encomendada y hoy duda de su futuro en el grupo Exxel: "El Exxel debe casi 300 millones de los 405 que costó OCA y si no se pagan a fin de año, la empresa volverá a quedar en manos de Colella".
El regreso de H.C.
Héctor Colella es "H.C.", la persona a quien Yabrán designó como su heredero en su última carta. H.C. aparecía como el principal accionista de OCA al momento de la venta (el resto pertenecía a un concuñado de Yabrán), pero en el grupo es mucho más.
Colella fue un importante funcionario en las empresas aeroportuarias nunca reconocidas por Yabrán y cumplió un papel fundamental en la venta de Bosquemar, empresa a la que no estaba formalmente ligado.
"Desde hace mucho Colella era la mano derecha de Yabrán y se dividían funciones: Colella manejaba los números, mientras Yabrán hacía contactos políticos", dijo un amigo de la infancia de Colella y ocasional proveedor de Oca.
La preocupación de Holder no concluye en las dudas sobre su futuro en OCA. "Salvo el director delegado, los gerentes le responden a Colella, quien a medida que se acerca el plazo de pago está cada vez más visible y activo en la empresa", aseguran en Kroll.
Según la misma fuente, Colella tiene bajo contrato a Víctor Hugo Dinamarca, un ex represor denunciado en la Conadep, sindicado por Cavallo como jefe de seguridad de los correos de Yabrán. "A través de Dinamarca, Colella mantiene una estructura de seguridad paralela a la de Kroll y cada vez se nos hace más difícil trabajar. Tampoco hay que olvidarse de que Navarro tiene su propio esquema de seguridad, que mantiene muchas vinculaciones con el aparato de Yabrán," se alarma la fuente.
"Frank se está cansando. Ya le ha dicho a Navarro varias veces que si OCA vuelve a ser de Colella o si se le vende a Amadeo Juncadella, Kroll se abre del Exxel haciendo mucho ruido."
En el Exxel reconocen la deuda, aunque aseguran que no supera los 150 millones, y la atribuyen al efecto de la crisis rusa en el mercado financiero, que les impide colocar deuda y eso les produce una falta de liquidez.
También aseguran que Exxel pagará lo que debe y que OCA no volverá a ser de Colella. Sin embargo, en la city arrecian rumores de que la burbuja del Exxel se pinchó y mencionan dos datos: su fracaso en la compra de Molinos y las dificultades para cerrar dos operaciones relativamente menores, por la compra de dos empresas familiares, Casa Tía y Helados Freddo.
Además, el importante estudio legal Quattrini, Laprida & Asociados, del cual el Exxel era prácticamente monocliente, se ha visto en la necesidad de desprenderse de varios de sus abogados. En el ambiente legal dicen que la causa es que el Exxel ya no genera tantos negocios y que Quattrini está molesto con Navarro. Quattrini no contestó un pedido de entrevista de La Nación . "Me parece que Quattrini se había expandido demasiado", explicó una alta fuente del Exxel.
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